Cerro de la memoria

CERRO DE LA MEMORIA

Llamado en sus inicios Banderacahui nombre indígena derivado del cahíta, ha sido una estructura natural que muchos habitantes de Los Mochis lo consideran un icono de la ciudad; sin embargo, es más que un punto geográfico, el también llamado Memory Hills y ahora conocido  como "Cerro de la Memoria," forma parte de la historia de este lugar.
Aunque ahora se encuentra saturado con antenas, con anterior fue un punto de referencia para los habitantes ya que se logra observar desde muchos kilómetros de distancia, por muchos años sostuvo un faro que guiaba a los pescadores y posteriormente fue utilizado para sepultar a seres queridos en sus faldas, razón por lo que ahí se ubica el primer panteón municipal.
"Es un atractivo, ahorita la gente va a jugar lotería, van a subir al cerro, la pista de bicicletas, entonces todo eso forma parte de la hermosura de Los Mochis y el atractivo principal del Memory Hills Cerro de la memoria", dijo Ernesto Gática, miembro de la Comisión de Historia y Cultura de Los Mochis.
Los Mochis, Sinaloa-  El Cerro de la Memoria es el referente obligado de la ciudad de Los Mochis. En un inicio fue llamado Banderacahui, nombre de origen indígena (del cahita: cahui: cerro; español: bandera, "Cerro de la Bandera").
En su cima aguardó un faro que tenía tres millones de bujías y abarcaba un radio de 150 kilómetros
El faro era la guía de la navegación aérea y marítima, a la vez que saludaba de noche al Valle del Fuerte.
Hace muchos años, los colonos de la ciudad de Los Mochis, lo llamaban Cerro de la Memoria porque cerca de ahí empezaron a sepultar a sus difuntos.
Para la historia de la ciudad, el Cerro era, pues, una especie de referencia que los guiaba para saber dónde estaban sus deudos. Después, en la falda del propio cerro, las autoridades levantaron el primer panteón municipal. 
Hace algunos años la fé católica llevó a la cima del cerro una gigantesca estatua de la Virgen del Valle del Fuerte, quien es visitada constantemente por los creyentes.
Nadie puede pasar sin verlo y nadie puede llegar a Los Mochis sin hacerlo referencia del entorno.Ahí está.
Vigilante y orgulloso de la ciudad que ha crecido a sus plantas.
Oteando los verdes campos del Valle del Fuerte.
A su lado ha transcurrido el pasado de pitahayas y montes para dar paso al presente de granos y prosperidad.
Es el Cerro de la Memoria. Guardián de los siglos que han transcurrido.
“Memorial Hill”, como le bautizaron los primeros colonos norteamericanos, porque ahí en su faldas sepultaron a sus primeros muertos. Banderacahui, como le conocieron antes los indios, con fundamento en su lengua cahita.
Hace mucho que ya no existe aquel faro que durante las noches era guía para viajeros y referencia para los barcos que surcaban las aguas cercanas del Mar de Cortez rasgando las vestiduras de la noche con una luz de esperanza que hacia brillar los divertidos ojos de los niños citadinos y rurales de aquellos tiempos.
Mas, hoy el viejo Cerro de la Memoria rejuvenece cada noche luciendo multicolor cientos de luces de las antenas de la comunicación que le coronan cual Rey Feo de aquellos carnavales que fueron deleite de pasadas generaciones.
Aquí está y aquí permanecerá y seguirá siendo memoria de seres y hechos que habrán de escribir nuevas y extraordinarias historias de esta maravillosa región.
Por ahora, desde su cumbre, la Virgen del Valle aún desde su ternura de piedra, bendice a los que llegan y a los viajeros que pasan allá abajo para que lleguen con bien a sus destinos.



LA PÉRGOLA EN LOS MOCHIS

Colgada de la falda del Cerro de la Memoria, como una muchacha traviesa, La Pérgola de Los Mochis se asoma a la ciudad que ahora llega hasta sus propias plantas.

No era así cuando en el año de 1960 sobre las pilas del agua potable fue construida para darle forma al paseo obligatorio de las familias de aquel entonces que acudían a las arboledas que ahí crecen.
Tuvo su época de esplendor en aquel entonces. Las mejores orquestas y las bandas con su “música de viento” lanzaban desde ahí sus mejores notas y los muchachos y muchachas de ese tiempo se daban gusto bailando hasta las madrugadas.
Un joven de fuera acudió a ese baile con unos amigos locales. Estos llevaban su pareja mientras el fuereño no.
Avanzada la noche estrellada y fría , este joven vio sentada y solitaria a una hermosa jovencita vestida de blanco. Ni tardo ni perezoso, se acercó a ella invitándole a bailar a lo que esta con una mirada profunda de sus hermosos ojos y una sonrisa casi inexpresiva accedió .
Inmediatamente el visitante quedó prendado de aquella joven dueña de tan misteriosa belleza . Sus negros cabellos haciendo juego con sus ojos de esa extraña profundidad oscura revoloteaban con el cierzo invernal dándole todavía un aire de mayor intriga,
Solo una cosa no combinaba con aquel monumento femenino: el frio de sus manos y sus mejillas que se rozaban en el abrazo del baile. Y su voz , aunque suave, parecía tener un eco extraño .
En un momento ella preguntó la hora y él respondió :
-“Las 12”…
-“Me tengo que ir! ” dijo ella dejando escapar un temblor extraño en el tono de su voz.
-“Te acompañaré” se ofreció él entono galante. Ella le respondió :
-“solo hasta el pié de la escalinata : No puedes ir mas allá “.
El creyendo que la esperaba algún familiar –“quizá su papá para recogerla”, como era usual en esa época- comenzó a bajar las escalinatas y al ver que seguía temblando en un acto de mayor galantería se quitó el saco y se lo puso, diciéndole se lo llevara y él lo recogería al día siguiente, con el doble propósito de volverá verla, preguntándole y obteniendo su dirección.
Al siguiente día a temprana hora se presentó al domicilio indicado, donde fue recibido por una señora afable pero de rostro triste.
Al indicarle que iba en búsqueda de una joven a la que mencionó por el nombre quede sus labios había escuchado la noche anterior, describiéndola con un hermoso vestido blanco, la mujer sobresaltándose le respondió preguntándole si era una broma de mal gusto pues esa joven era su hija , pero esta había fallecido tres años atrás, justamente cuando cumpliría sus 18 años y vestiría un vestido asi que le habían comprado para tal evento.
Ante la insistencia del joven, primero le pasó a la sala dela casa para ir en busca del vestido que guardaba en triste recuerdo y una fotografía de ella . Para él el impacto fue brutal pues era ese rostro y el mismo vestido que había rozado con sus manos la fría noche anterior.
Ante el estupor y la incredulidad que siguió mostrando ,la madre aceptó acompañarle en el automóvil de él al panteón municipal.
Al llegar finalmente a la tumba donde estaba una cruz con el nombre de ella, el estupor fue todavía mas grande, esta vez para ambos, pues ahí sobre la lápida….!estaba el saco del joven ,como cubriendo del frío a quien estaba ahí sepultada!
….Cuentan que durante muchos años estuvo regresando el joven fuereño a La Pérgola de Los Mochis. Hasta que una vez ya no regresó jamás.
Sin embargo una fría noche del siguiente diciembre , fue vista a lo lejos la figura de una mujer de largo cabello y vestida de blanco bajando la escalinata de La Pérgola.
Venía con el rostro inclinado, como si caminara triste por haber ido ahí y no encontrar a quien buscaba.
Todavía en las noches frías de diciembre, hay quienes afirman que vuelve a verse la misteriosa y hermosa mujer de largo cabello y vestida de blanco vagando por las escalinatas de La Pérgola de Los Mochis.
…..Total…Porqué no? ..si el Camposanto está tan solo al pasar la avenida…a unos cuantos metros.


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